El Fort de Serra de Bérnia   | © outletrekking.com

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Podríamos extendernos en páginas y páginas sobre cada uno de los temas que exploramos aquí, pero no queremos aburrirte. Es por eso que hemos titulado este apartado «Breve Historia» – una introducción concisa y resumida que te brinde una visión general del tema que estamos abordando, su propósito, un vistazo a su historia, y que despierte tu curiosidad para aprender más.

En Outletrekking.com, nuestra misión es promover el senderismo y el conocimiento de las zonas por las que transitamos. Nos apasiona desvelar la historia, las leyendas, la naturaleza y la geografía que rodean cada ruta. Queremos proporcionar cualquier conocimiento que enriquezca tu experiencia al recorrer estos caminos, permitiéndote ver el entorno con una nueva perspectiva y disfrutar plenamente de la experiencia.

«Así es como entendemos, vivimos y compartimos contigo el senderismo»

    ¡Comencemos!

 

Introducción

La relación del hombre con la Sierra de Bérnia es muy antigua y se remonta a los albores de la historia del hombre, debido a su ubicación geográfica y los recursos naturales que ofrece. Las pinturas rupestres en la Penya de la Ermita del Vicari son testigos de esta historia. Tanto los íberos como los romanos también dejaron su huella en esta zona. Sin embargo, sin duda, el período que más influyó en la historia de la sierra fue la invasión musulmana y la posterior reconquista cristiana, que marcaron el rumbo de los siglos posteriores. El Fort, que ha sido testigo silencioso de todos estos eventos, podría contarnos muchas historias interesantes.

El interior montañoso de las Marinas fue uno de los más nutridos enclaves de población musulmana de la actual Comunidad Valenciana. Tras la conquista por parte de la «Corona de Aragón», esta población fue obligada a dejar las mejores tierras a los colonos y soldados que acompañaban a «Jaime I». Progresivamente, fueron empujados hacia los territorios más desfavorecidos, secos y de montaña. Esta sierra centraba un amplio entorno de forzado asentamiento mudéjar.

Bérnia guarda en sus entrañas tristes historias del pasado. Fue refugio de moros en la revuelta de  1565, mucho antes de la orden de expulsión en 1609. Después de más de 400 años de aquellos sucesos, hoy olvidados, pero arriba cerca de la cumbre, quedan testigos mudos de aquellos tiempos tempestuosos.

También fue refugio de bandoleros como «El Mascarat», que da nombre al desfiladero que corta la continuidad de Bérnia hacia el mar. Pero antes de todo esto, nuestros ancestros en el «Neolítico» dejaron su huella en la roca, dejando un mensaje para la eternidad.

¡Demos un pequeño viaje en el tiempo!

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Pinturas rupestres de la Penya de la Ermita de Vicari  | © outletrekking.com

Pinturas rupestres de la Penya de la Ermita de Vicari

Las pinturas rupestres del abrigo de la «Penya de la Ermita de Vicari».  Fueron descubiertas de manera fortuita en octubre de 1993. La peña está ubicada en la vertiente de solana de la Serra de Bérnia, dentro del término municipal de Altea. El abrigo se encuentra en una zona de difícil acceso a 830 de altitud, se accede a él actualmente a través de un sendero, en un desvío de una senda de montaña de tránsito de ida o vuelta al Forat de Bérnia. El abrigo es de pequeño tamaño, con una superficie de unos 10 metros cuadrados, y está protegido por una reja metálica. Se trata de un conjunto de pinturas rupestres de arte esquemático, datadas del Neolítico, hace más de 5.000 años.

El nombre del abrigo se debe a una cercana construcción ahora derruida, que parece ser una antigua ermita. En uno de sus lienzos de piedra que aún sobreviven se puede ver una hornacina, que es probable que fuera para albergar la figura de un santo. De ahí el nombre de la «Penya de la Ermita de Vicari».

Detalle Pinturas

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  • «Las figuras humanas» son simples y estilizadas, con brazos y piernas alargados, y cabezas reducidas. Se representa de pie, en posición frontal o de perfil.
  • «Los animales» representados son principalmente «cabras, ciervos y peces».
  • «Las cabras» son las más numerosas, y se representan de pie, en posición frontal o de perfil.
  • «Los ciervos» se representan de pie, en posición frontal o de perfil, y con los cuernos extendidos.
  • «Los peces» se representan en posición horizontal, con el cuerpo alargado y la cola bifurcada.

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  • Motivos geométricos: Los motivos geométricos son principalmente «zigzags, puntos y círculos».
  • «Los zigzags» se representan en serie, formando bandas o figuras geométricas complejas.
  • «Los puntos» se representan aislados o agrupados en líneas.
  • «Los círculos» se representan aislados o agrupados en serie.

El significado de las pinturas es desconocido, pero se cree que podría tener un significado ritual o simbólico. Su emplazamiento en un lugar elevado y de difícil acceso sugiere que podrían haber tenido un carácter sagrado.

Las pinturas rupestres del abrigo de la Peña de la Ermita de Vicari son un importante testimonio de la cultura y el arte de las poblaciones prehistóricas que habitaron la Sierra de Bérnia.

Las pinturas rupestres del abrigo de la Peña de la Ermita de Vicari están catalogadas como Bien de Interés Cultural desde 1997, con la categoría de Monumento.

 

El Fort de Bérnia desde la cumbre | © outletrekking.com

El Fort de  Bérnia

También conocido como castillo de Bérnia, es una construcción militar renacentista, se construyo sobre unas terrazas a 850 m, sobre el nivel del mar, el proyecto del fuerte corrió a cargo del ingeniero italiano Giovanni Battista Antonelli, artífice este también del embalse de Tibi. Uno de los más antiguos de Europa, todavía en funcionamiento. El Fort está dentro del término municipal de Callosa d´en Ensarriá.

Es Bien de Interés Cultural desde 1997.

Fue construido en 1565 por orden del rey «Felipe II» para evitar la situación producida en 1526 con la revuelta de los moriscos, que se instalaron en dicho emplazamiento durante largos meses, la finalidad de la edificación era, por un lado, prevenir las revueltas de moriscos y, por otro, defender la costa de los frecuentes ataques de los piratas berberiscos; a esta finalidad eminentemente defensiva, contó con fuertes detractores entre militares de prestigio, como el virrey Vespasiano Gonzaga, quien consideraba el fuerte poco menos que inútil, hemos de sumar el hecho profundamente simbólico de la instalación de un fuerte y un contingente de tropas del rey en posición eminente sobre una zona de predominio señorial.

Se suele decir que los moriscos se hicieron fuertes durante un año en 1609, pero ese dato es erróneo. Esta rebelión tuvo como escenario el Cavall Verd en La Vall de Laguar, siendo la de Bérnia en la terraza dónde está El Fort en el año 1526.

La obra se hizo con todo el mayor secreto posible; la historia dice que en el puerto de Moraira se desembarcaban los materiales y útiles para dicha construcción, pero sin que nadie supiese su destino final; las órdenes iban en un sobre lacrado. Todo esto tenía una justificación: engañar a los moros a fin de que no entorpecieran el transporte.

       Imagen Ministerio de Educación y Cultura – Archivo General de Simancas

El fuerte tiene doble amurallamiento, con un foso seco entre el exterior en forma de estrella de cuatro puntas y el interior, al objeto de dificultar el paso al interior del recinto. Este tiene planta cuadrada con baluartes pentagonales en sus vértices, al que se accede por el eje de la fachada sur.

Con la ley de expulsión de los moriscos de 1609, perdió su valor y a los pocos años en 1612 el fuerte fue abandonado, Felipe III ordenó su demolición para evitar que cayera en manos de los moriscos rebeldes que aún quedan o de las cuadrillas de bandidos.

Tanto esfuerzo para tan solo una vida útil de 47 años.

Serra de Bernia por Portixol Outletrekking.com

Resto de la antigua torre en la cumbre de Bérnia | © outletrekking.com

La Torre de Bérnia

Esta torre, de la que actualmente solo quedan cuatro piedras, parece ser el basamento de una antigua construcción. No se tiene certeza de lo que hubo, ya que solo se menciona de pasada en algunos escritos. Es citada por las crónicas de la conquista que se encuentran en el «Archivo de la Corona de Aragón».

También se hace referencia a ella en el «Nomenclator geográfico eclesiástico de los pueblos de la diócesis de Valencia» de Sanchis Sivera (1867-1937), que habla sobre la existencia de una fortificación en el siglo XIII, durante la conquista cristiana.

El ingeniero Antonelli, en la preparación del proyecto del Fuerte de Bérnia, hace una descripción sobre la sierra de Bérnia y refiriéndose a la cumbre, dice lo siguiente: «donde hay los vestigios de una torre y una casa antigua, que se denomina El Castell».

En cualquier caso, sería interesante que los arqueólogos excavaran en el lugar y certificaran su origen y cronología.

Tal vez nos llevemos una sorpresa y descubramos que la torre es anterior a la conquista musulmana o cristiana, y que data de la época de los iberos o los romanos.

La leyenda del Mascarat

El desfiladero de El Mascarat | © outletrekking.com

El Bandolerismo en Serra de Bérnia

La Serra de Bérnia es un lugar con una rica historia y geografía interesante. Como mencionamos, su abrupta topografía y ubicación estratégica la hicieron propicia para la actividad de bandidos en el pasado.

El desfiladero conocido como «El Mascarat», que conecta las localidades de «Benissa y Altea», tenía un papel importante en la historia de la región, ya que proporcionaba un lugar ideal para emboscar a los viajeros desprevenidos.

Esta área, con su paisaje montañoso y desfiladero, ofrecía refugio y ventajas defensivas para aquellos que deseaban esconderse y protegerse de las autoridades u otros enemigos. Durante épocas pasadas, los bandidos y forajidos a menudo se aprovechaban de tales ubicaciones para llevar a cabo sus actividades delictivas y esquivar la justicia. La historia de la Serra de Bérnia y el desfiladero de «El Mascarat» seguramente está llena de intrigantes episodios relacionados con estas actividades de bandidos y la lucha por el control de la región.

Nuestra comunidad sufrió las consecuencias del bandolerismo como si fuera una plaga, que persistió hasta las primeras décadas del siglo XX, pero su apogeo se dio desde mediados del siglo XVI hasta finales del XVII. En esta época de peculiar vigor, se vivieron los años más sanguinarios y violentos, con partidas organizadas por numerosos individuos que generaban caos e inseguridad. Sus acciones no se limitaban únicamente a las montañas, sino que se extendían a través de «razzias» y ataques en las riberas, huertas, caseríos y poblaciones. Las intrincadas montañas de La Marina se convirtieron en uno de los principales bastiones del bandolerismo en todo el Mediterráneo español.

No fue sino hasta los años que van entre 1668 y 1680 que comenzó su declive, gracias a la mayor eficacia de las fuerzas estatales, las cuales lograron desarticular a las bandas más violentas y sanguinarias. La idea popular del «bandido bueno y noble», que compartía sus ganancias con los necesitados, como la leyenda de «El Mascarat», era quizás más una idea romántica que una realidad. Si bien es posible que existiera alguno con ese perfil, la gran mayoría de los bandoleros eran delincuentes sanguinarios que no discriminaban por género ni clase a la hora de robar y matar. Es importante tener en cuenta que en aquellos tiempos difíciles y duros, la vida de aquellos nacidos en la pobreza, que eran la mayoría, no tenía mucho valor, y la muerte era aún menos apreciada.

Todo tenía un motivo, incluido el bandolerismo: la marginación de los mudéjares y el acoso agermanado, con matanzas y conversiones forzadas; el crecimiento demográfico y la disminución de los salarios; la constante inseguridad de la población cristiana, que vivía entre la comunidad musulmana incitada a la rebelión; la amenaza constante de la piratería norteafricana; la injusticia social, la corrupción en la justicia y el gobierno, así como la desigualdad social. Todos estos factores, y posiblemente muchos otros desconocidos, llevaron a que muchas personas se refugiaran en las montañas para sobrevivir.

A finales del siglo XVII, durante el apogeo del bandolerismo en La Marina, en las zonas cercanas a la Serra de Bérnia, surgieron partidas de bandidos conocidas como los «Cruanyes» y los «Xolvi», que alcanzaron triste notoriedad con sus fechorías. Estas partidas estaban compuestas en su mayoría por individuos de los pueblos cercanos a la Serra de Bérnia, muchos de ellos eran familiares, y actuaban de manera similar a la «Cosa Nostra», extorsionando, robando, matando y ofreciendo protección a caciques y señores, además de resolver disputas con otras bandas de bandidos.

Como puedes ver, no hay nada nuevo bajo el sol; las dinámicas de supervivencia son una parte inherente de la naturaleza humana, programada en nuestros genes a lo largo de la evolución para sobrevivir a toda costa y pese a quien pese.

Se produjo un enfrentamiento entre estas dos bandas de bandidos debido a la muerte de un rico hacendado de Benissa a manos de un miembro de los«Cruanyes», lo cual desencadenó una sangrienta venganza. Los «Xolvi» mataron al hermano del asesino, hirieron a un joven e insatisfechos, también asesinaron a la madre, la hermana y dos primos del homicida, siguiendo un patrón similar a las vendettas corsas y sicilianas. Los «Cruanyes» no se quedaron atrás y se enfrentaron a los «Xolvi» en el Pla de Teulada, lo que resultó en una verdadera batalla campal con más de cien hombres en cada facción, con varias bajas en ambos bandos.

El bandolerismo, a menudo glorificado en la literatura y la cultura popular, no era en realidad romántico ni idílico. Si bien algunas personas pueden idealizar la figura del bandido como un defensor de los oprimidos, la realidad histórica muestra que la actividad bandolera a menudo estaba relacionada con la violencia, el robo y la injusticia.

Los bandoleros, en su mayoría, operaban al margen de la ley y a menudo causaban sufrimiento a las comunidades locales a través de sus acciones delictivas. Su existencia suele estar vinculada a situaciones de conflicto social, desigualdad, pobreza y falta de oportunidades. Aunque algunos de ellos podrían haber tenido razones legítimas para luchar contra las injusticias de su tiempo, sus métodos a menudo implicaban la violencia y el caos.

El bandolerismo no fue simplemente una aventura romántica, fue un fenómeno complejo que tuvo causas diversas, pero que en su mayoría se originó por problemas sociales; la desigualdad, la pobreza, la injusticia, la corrupción y la opresión de las clases bajas fueron factores que contribuyeron a la proliferación del bandolerismo.

En la mayoria de casos, los bandoleros eran personas que habían sido victimizadas por el sistema. Habían sido abandonados por el Estado, o habían sido maltratados o explotados por los poderosos.  Como resultado, esto creo seres humanos que eran verdaderas maquinas de supervivencia, verdaderos monstruos descontrolados que recurrian a la violencia para sobrevivir. 

Es fundamental conocer la historia para comprender que el pasado no fue necesariamente mejor, que muchas de las dinámicas humanas han perdurado a lo largo del tiempo y sobretodo que todo es consecuencia de algo. Conocer la historia nos permite aprender de nuestros errores del pasado y evitar repetirlos en el presente.

Para ampliar más la información te recomendamos el siguiente artículo:

«La Leyenda del Mascarat – Serra Bérnia»

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